Había una vez una tejedora, que tenía una gran pasión por crear hermosas prendas con sus agujas de tejer. Un día, mientras buscaba entre su colección de hilos de algodón, encontró un hermoso tono lavanda que la inspiró a tejer un tejido calado a dos agujas.
Ella comenzó a trabajar en su proyecto, y rápidamente se enamoró de la delicadeza del patrón de calado. Cada fila se tejía con cuidado y precisión, y poco a poco el tejido comenzó a tomar forma. La suavidad del hilo de algodón hacía que cada punto fuera un placer para sus dedos, y pronto la pieza comenzó a revelar su belleza única.
Mientras tejía, dejaba llevar por su imaginación, visualizando cómo se vería su tejido calado en diferentes atuendos. Imaginaba cómo un sweater en tonos claros luciría perfecto con su tejido lavanda, o cómo un chal delgado agregaría elegancia y estilo a un vestido de noche.
La pieza se convirtió en el centro de atención y pronto varias personas se acercaron para admirarla y preguntar sobre cómo la había creado. Estaba emocionada de compartir su técnica y sus experiencias con otros tejedores, y se sintió agradecida de que su trabajo hubiera sido apreciado.
LOLISIMA
